jueves, 29 de agosto de 2013

HERMOSA, QUIETA Y DULCE



Hay una muerte suave y apacible.
Un vivir sin sentir que se transita,
ya sin temor, por lo desconocido.

Adentrarse en un sueño intenso y grato
que no termina un despertar incómodo.

Uno en verdad es dueño de sí mismo,
aunque insista en decir que es sólo esclavo.

Uno puede elegir su propia muerte.
como puede elegir equivocarse.

Y hay una muerte hermosa, quieta y dulce,
en un bello letargo contenido:
la dosis mal medida o bien buscada.


José María Fonollosa – Ciudad del hombre: Barcelona  – Carrer del Portal Nou 2

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